¿Es el Bitcoin peligroso para el medioambiente?

Las criptomonedas son el gran ‘boom’ de estos dos últimos años. Aunque ya llevan tiempo entre nosotros, no ha sido hasta hace pocos meses cuando un grandísimo número de inversores y personas se han decidido a apostar por ellas. Desde Natura Activa nos gustaría dar nuestro toque particular a este tema y haceros una pregunta clave: ¿Es el Bitcoin peligroso para el medioambiente? ¡Comenzamos!
Hace cosa de dos o tres años, nombrar al Bitcoin era hacerlo sobre algo desconocido para el gran público o para la inmensa mayoría de la sociedad. Sin embargo, en los últimos tiempos se ha revelado como una interesante inversión, lo que le ha permitido atraer a un grandísimo número de miradas.
Si bien es cierto que las ventajas de un mercado totalmente descentralizado son muchas y muy variadas, no es menos cierto que cuenta también con puntos débiles o, incluso, negros. El tema del cuidado del medioambiente es uno de ellos.
Un Bitcoin es un protocolo y red P2P utilizado como “criptomoneda”. Esto es, básicamente, una moneda intangible y virtual que trata de realizar el mismo papel que el que lleva a cabo el dinero tradicional. La única salvedad es que bajo ningún concepto será un método de pago físico.
Esto implica, entre otras cosas, la posibilidad de mandar dinero de un país a otro de forma inmediata, sencilla y con una total seguridad antirrobo. Planteado así, parece claro que es un paso adelante en este campo.
¿Por qué es el Bitcoin peligroso para el medioambiente?
La principal razón no es otra que la grandísima cantidad de recursos que se necesitan para generar estas monedas virtuales y que no hace más que crecer con el paso del tiempo. Por si no lo sabías, para crear divisas digitales, la materia prima necesaria es la energía, con gran cantidad de potentes ordenadores funcionando durante todo el día sin descanso alguno.
Esta es la principal razón para afirmar con rotundidad que el Bitcoin es peligroso para el medioambiente. De hecho, a medida que pasa el tiempo, el gasto de energía y el tiempo necesario para minar una sola criptomoneda se va multiplicando.
Aproximadamente, unos 32 teravatios de energía al año. Esto supondría una cantidad muy similar a la energía gastada por 3 millones de viviendas durante todo un año. Como decimos, a medida que pasa el tiempo, ese gasto se va multiplicando, nunca reduciendo.